viernes, 4 de octubre de 2013

Es normal que cuando uno borda haya un poco de sangre






  



Todos los talleres tienen lo suyo, cada persona aporta un ingrediente y cada uno tienen su sazón. Hay talleres chistosos, pesados, amorosos, sexosos, hay de todo y en cada uno los integrantes nos gestamos como un ser distinto dentro del estudio a través del quehacer manual, como un capullo comunal donde construir alas a mano para salir de ahí todos volando. Este taller fue muy intenso emocionalmente, se vino a suturar heridas y a colar lágrimas con tramas de hilo y tela y nuevamente, además de bordar, aprendimos nuevas formas de dar la mano y esto es algo que nadie me puede enseñar mas que la complicidad textil. Muchas gracias a las integrantes por sus palabras, por el alivio y talento inmenso que me permiten compartir a través de mis puntadas.  

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